¡No te quejarás...!


Después de terminar la obra de los canales de Echo, obra faraónica para aquellos tiempos, el padre de Facho vendió los burros que habían usado como herramienta de carga y transporte porque la obra era en el monte. Se los habían comprado previamente a unos burreros de Echo que habían venido a sacar madera. Por aquel entonces, los burros se vendían aproximadamente a 2.000 pesetas cada uno como, por ejemplo, fue el caso de Pajarito, de Salero, de Confite?... Había para vender seis burros y una mula.
Pero uno de los burros, que se llamaba Melao, estaba un poco cojo y el padre de Facho trató de su venta con un gitano cuya familia estaba asentada periódicamente en Echo -vivían en una caseta en La Cuesta-. Quedaron en 100 pesetas, lo cual era prácticamente un regalo, por muy cojo que estuviera el burro.
El encargado de ir a cobrar las 100 pesetas fue Facho y, cuando llegó a la caseta, salió Teresa, la hija de la familia -iban juntos a la escuela- que le pagó con un billete, que estaba muy nuevo, diciéndole:

-¡Anda, quió... No te quejarás, que está bien nuevecico...!







------------------------------------------------------------------

 Y colorín colorado..., esta historia se ha acabado.

---------------------------------------

Fuente: Facho para el texto; ilustración de nuestro hijo Jorge. 26 de diciembre de 2016.