El valor de una coma (Chiste)

-A ver, chicos, como mañana es el Día de la Madre, quiero que todos hagáis una redacción donde quede claro el valor de una madre. Así pues, una frase que no puede faltar es la siguiente:

"Madre no hay más que una".



Al día siguiente:

-Carlitos, cuéntanos qué has escrito tú en relación con el tema de la madre...
-Buenos días, profesora. Ésta es mi redacción:

"Un día de este verano pasado, fuimos a bañarnos al río mi hermano mayor y yo. De pronto, nos vimos arrastrados hacia el fondo por un tremendo cocodrilo que nos agarró, a mi hermano de un pie y a mí, de otro, a la vez. Cuando mi madre, desde la orilla, se percató de lo que estaba pasando, cogió la katana del vecino que estaba a su lado platicando amigablemente con ella y, sin pensárselo dos veces, se lanzó al agua y, de un certero tajo, le cortó el cuello al monstruo. Así, pudimos salir de nuevo a la superficie, volver a la orilla, y abrazar a nuestra mamá, y al vecino. Y es que...

¡Madre no hay más que una!"


-Muy bien Carlitos, has captado perfectamente la esencia de lo que yo quería que hicierais, has puesto en valor la figura excepcional de una madre...

-Ahora te toca a ti, Vicentito.
-Buenos días, profesora. Yo no la he escrito porque no tenía boli, así que se la voy a contar de memoria:

"Estábamos un día de este verano pasado en mi casa, pasando un calor horrible -pues no tenemos aire acondicionado- cuando apareció mi padre, en camiseta de tirantes y sudando como un c... diciendo:

-¡Mujer! ¿Hay alguna cerveza fresca? Mira cómo vengo..., ¡no veas cómo pegaba el sol en la obra...!

Entonces, mi madre, como tiene por costumbre, repantingada en el sofá, me mandó a mí a buscarlas:
-Anda, Vicentito, ve a la nevera y tráele a tu padre un par de cervezas de las más frescas que haya..
Y, como en mi casa no tengo a nadie más pequeño a quien mandarle los recados, no me quedó más remedio que ir yo. Pero, cuando abrí la nevera, observé, con gran decepción, que sólo había una. Así que le grité:

-¡Madre, no hay más que una...!


Y, colorín colorado, este cuento se ha... ¡ACABADO!


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Fuente: memoria de la que esto escribe. A mí me lo contó... ¿?
Este chiste ya forma parte del patrimonio inmaterial de mi familia nuclear. Junto con el del Perro-Gato