La lata (Juego)

¿Jugamos a la lata?
¿A qué lata?
A la vulgaris.
Vale.

Ingredientes necesarios:

-Un lata normal y corriente, de tamaño medio, vacía.
-Jugadores. Al menos cuatro o cinco.


Modo de jugar:


Uno la paga. Se coloca al lado de la lata, junto con el resto de los jugadores que andan merodeando por ahí, más o menos cercanos pero nunca muy alejados. En un momento dado, uno de éstos da un patadón a la lata lo más fuerte posible. 

El tiempo que el pagador necesita para ir a buscar la lata y volver a ponerla donde estaba originalmente -éste detalle es importante, debe ser en el sitio original- es el que utilizan el resto de los jugadores para esconderse donde consideren más apropiado para no ser descubiertos.

A partir de entonces, el juego consiste en que quien la paga debe ir descubriendo a cada uno de los jugadores y dando cuenta al resto de este hecho.

Por ejemplo: suponemos que María la está pagando y Antonio es descubierto.

María descubre que Antonio asoma la cabeza por encima de un muro Entonces María debe gritar ¡Antonio! y, al mismo tiempo, o casi, ir a tocar con su pie la lata que debe estar "plantada" en su sitio. Hay que tener en cuenta que tocar la lata con el pie es lo que da por sentenciado el hecho del descubrimiento de la persona escondida. En ese momento, Antonio debe abandonar su escondite y darse por descubierto, acercarse a la zona de la lata y quedarse por ahí bien tranquilo, sentado, largo, o como quiera, pero sin molestar.

Los jugadores que van siendo descubiertos se van amontonando, según va avanzando el juego, en la zona central, en torno a la lata, como hemos comentado en el caso de Antonio. Pero, mientras continúa la partida, mantienen la esperanza de ser salvados por otro de sus compañeros, siempre y cuando no haya sido éste descubierto todavía.

El proceso de salvamento es el siguiente:
Supongamos que María se aleja un poco de la lata en su afán por descubrir a un nuevo jugador escondido. Ese momento puede ser aprovechado por uno de los que todavía no han sido descubiertos, que tiene que hacer bien sus cálculos y saber si va a tener tiempo y fuerzas para llevar a cabo su empresa. El salvador, Juanito en este caso, sale corriendo y, si María no lo impide, le propina otro buen patadón a la lata para mandarla lo más lejos posible, como se hizo al principio del juego.

Entonces todos los que están por ahí -ya descubiertos- vuelven a toda prisa a esconderse y la partida vuelve a comenzar como al principio, o casi, porque todos están muy contentos, menos María, que para su desesperación ve que le va a tocar pagarla de nuevo un buen rato
.
¿Cómo puede María impedir que Juanito salve a todos?

Para ello tiene que verlo venir y correr más que él para tocar la lata con su pie antes de que Juanito la mande lo más lejos posible de otra patada

La partida termina cuando quien la paga, en este caso María, ha descubierto a todos los que estaban escondidos. En la siguiente, la pagará la persona que ha sido descubierta en primer lugar. Una partida puede durar mucho tiempo, dependiendo del número de jugadores y de las veces que un salvador interviene con éxito, lo que también depende de la mayor o menor pericia de la persona que está pagando en ese momento.

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Fuente: recuerdos de mi infancia.